De todo, como en romería en el cónclave perredista

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El jefe del PRD capitalino, Raúl Flores, fue insultado a su arribo al hotel Sheraton.




Aplausos, promesas y hasta insultos convergieron en el Consejo Estatal del PRD capitalino, donde se eligieron a los 40 candidatos a diputados locales y a 16 jefes delegacionales.


La cita fue a las 10 de la mañana, pero los únicos que llegaron temprano fueron los integrantes del Frente Popular Francisco Villa, quienes se aposentaron en la entrada del Salón Independencia, en el Hotel Sheraton, donde se llevaría a cabo la sesión, para no permitir la entrada a nadie, ni siquiera a los consejeros.


“Ahorita no hay paso. Hasta las 12 o 1”, fue la frase repetida por los hombres y mujeres que se amurallaron en la entrada con un trato lejos de ser amable.


Más tarde, un grupo de 70 personas llegó al lobby para apoyar al precandidato de la delegación Magdalena Contreras, José Castillo. No lo hicieron de forma discreta; llegaron con silbatos, pompones, banderas, pancartas y gritos de apoyo que retumbaban en la recepción del lujoso hotel.


Ante el escándalo, una señora que pasaba por ahí no se reservó las ganas de gritarles “¡pinches lamehuevos!”, lo que provocó mentadas de madre y casi una corretiza por el pasillo.


“¡Tú cállate!”, le respondió otra mujer en medio de la turba enfurecida, como si el insulto hubiera sido a uno de sus parientes.


Los enojos no pararon ahí.


Cuando Raúl Flores, presidente del partido, llegó al hotel para comenzar la reunión, uno de los militantes le reclamó que el sol azteca le abriera las puertas al Partido Nueva Alianza.


“¡Tu dueña es Elba Esther! ¡Eres un traidor!”, le gritó sin tapujos el perredista, mientras Raúl Flores subía las escaleras.


Para René Bejarano, líder de Izquierda Democrática Nacional (IDN), la historia fue muy distinta.


Cuando llegó al hotel, cerca de las 10 de la mañana, una docena de personas se formó para saludarlo y tomarse la foto con él. A las mujeres las tomaba de la cabeza y les repartía un beso en la mejilla.


Cuando caminó por los diferentes pisos del Sheraton, una fila iba atrás de él solo porque sí.


Luego de cuatro horas, la mesa directiva instaló el Consejo y tocó el turno de hablar al líder del partido, Raúl Flores, y al secretario general, Enrique Vargas. Ambos reconocieron que no son los mejores tiempos del PRD, pero animaron a los militantes a no perder la batalla.


Se decretó un receso para, por fin, negociar las candidaturas. Aunque el regreso sería a las 5 de la tarde, dieron las 12 de la noche las tribus todavía seguían en el estire y afloje.






De todo, como en romería en el cónclave perredista

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